El pasado lunes 3 de noviembre, mi amigo y chef Koldo Miranda y yo pusimos en práctica el proyecto "La huella de una sensación", en el Restaurante D'Miranda, en La Cruz de Illas.
En ella participamos artista, chef y doce comensales con el propósito de vivir un momento y capturarlo en el tiempo aunando nuestros trabajos y apoyándonos en un mismo objetivo: la posibilidad de crear una sensación más fuerte y hacerla perdurar a través de los sentidos y el recuerdo.
Se trata de buscar una simbiosis entre las artes culinarias y las artes plásticas que permitan reforzar las sensaciones y el recuerdo, pues la cocina comparte muchos elementos con el arte: estructura, color, composición, imaginación, creatividad, pasión... En definitiva, elementos que nos provocan sensaciones con una sola diferencia, la persistencia del tiempo.
Tiempo atrás, investigando las artes tradicionales de estampación japonesa, descubro la técnica del Gyotaku, una técnica que se dice fue inventada en torno al siglo XVIII por un pescador japonés que, queriendo conservar la imagen de sus capturas a modo de trofeo, decidió aplicarles tinta y transferirlos con la presión de sus propias manos a un papel.
Inmediatamente vino a mi cabeza la posibilidad de utilizarla como esa simbiosis entre la cocina y el arte para este proyecto. Tres peces de San Pedro o Samartín fueron los escogidos para este día, comenzamos haciendo seis gyotakus con sus increíbles formas. A continuación, los cocineros los prepararon a la sal para posteriormente elaborar un plato creado exclusivamente para la ocasión y basado en la propia técnica del gyotaku y la experiencia que estábamos viviendo, una verdadera obra de alta cocina. En todo momento, los comensales asistieron en directo a nuestros respectivos trabajos para sentarse después a degustar el plato. Mientras tanto, completé los doce gyotakus que cada uno recibiría al final de la experiencia como huella gráfica e imagen física, con sus espinas, y ellos mismos anotaron en un papel sus propias sensaciones como aportación a toda esta experiencia. Como punto final, el chef, el comensal y yo firmamos con nuestra propia huella dactilar la obra, cerrando así el círculo de los tres elementos fundamentales de la sensación.
Os dejo algunas de las imágenes de ese momento:
En el siguiente link podéis ver las imágenes de todo el proyecto: