Mi primera experiencia en el FIL fue en el año 2000, año en el que acudí como turista. Desde entonces, participé de casi todas las maneras posibles... Esta edición, 22 años después, fue mi décimo festival! Nunca se sabe si habrá una próxima, pero el festival siempre guarda alguna sorpresa.
En esta ocasión acudí con mis compañeros de Cerezal, con los que iría al fin del mundo, porque las experiencias con ellos tanto en los escenarios como fuera de ellos siempre son mágicas y únicas para mí. Mil gracias a todos. Mil gracias también a todos los que hacen posible este grandísimo espectáculo, que va más allá de la música...
Kenavo An Oriant!