INTIMIDADES COTIDIANAS DE MI MEMORIA
Es ahora con 30 años cuando descubro el sentido de mis pasos y la dirección del camino que sin saber porqué decidí empezar algún día, no sé cual, ni cual fue el primer pensamiento pero sí la necesidad tan intensa de dibujar mi mundo.
Poco a poco se fueron grabando imágenes en mi memoria, las obras de maestros de la pintura que caían en mis manos ocupaban el primer lugar de mis sueños y pensamientos sin parar: las manos de José Rivera, los oscuros fondos y la luz tan localizada de Velázquez, los impresionistas, la destreza e imaginería surrealista de Salvador, la sensualidad de Klimt y Schiele…
Comencé a utilizar sus influencias en mí como un perfumista que mezcla sus esencias para conseguir un nuevo perfume que llene de sensaciones todo su interior.
Los años pasaban y descubría más y más maestros de la pintura que despertaban nuevas inquietudes artísticas y sobre todo la necesidad de contar mi propia historia.
Las obras realistas de Antonio López, Lucian Freud o Chuck Close hicieron que trabajase duramente en mis primeras obras realistas y empezase a admirar el oficio de pintor. Crecí como hombre y crecieron mis ganas y mis inquietudes, descubrí la modernidad con Picasso, empecé a deformar lo que antes me había costado tanto formar. Jackson Pollock me enseñó la energía y el movimiento, la negación del accidente, la intensidad orgánica, Mark Rothko me impactó con sus campos de color y los muros de Tapies me enseñaron que no se trata de representar sobre superficies pictóricas, sino de sustituir esas superficies por historias que contar.
En medio de la deformación y la experimentación con la materia Kaifer y Barceló me devuelven a la figuración y llego al lugar que sin saber venía buscando desde el principio, el neoexpresionismo.
Comprendo la necesidad de mi búsqueda subjetiva como artista, de expresar mis experiencias y memorias frente a la realidad cotidiana y frente al arte anterior sabiendo que esta postura no es nueva y que se trata de una ficción.
Todo encaja, una figuración narrativa que no omite detalles, recrear mi mundo personal, mis experiencias vividas o imaginadas. Utilizar la memoria como punto de inflexión entre la realidad y la ficción. El espectáculo de mi intimidad cotidiana con el propósito de manifestar mi “yo” sobre la tela y mostrar mi territorio personal sin importarme su interpretación. Entender el laberinto de conceptos y sensaciones de mi presente y el grupo al que pertenezco o la minoría de la que participo.
Esto y ver cómo los neoexpresionistas seleccionan imágenes de la tradición plástica y literaria y las encolan en su propia obra sin evitar la mezcla de estilos o conceptos me aclaran que de momento he conseguido mi perfume y me encuentro como nunca, libre para usar un lenguaje y contar lo que quiera como quiera.
Año de realización: 2007
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